viernes, 29 de mayo de 2015

Pont del Petroli - Badalona

El pasado fin de semana con una maravillosa compañía de buenos amigos y excepcionales fotógrafos, me fui a Badalona al “Pont del Petroli” (puente del petróleo). 


La idea era fotografiar el amanecer, lo que se traduce en ¡¡¡ MADRUGÓN ¡!!!! deberíamos llegar allí antes de la salida del sol lo que implica salir de casa a las 3:30 para estar allí a las 5:00.


El lugar realmente merece la pena, ofrece muchísimas posibilidades fotográficamente.


Es cierto es que el no haber estado allí antes, iba un poco perdida en cuanto a encuadres… pero yo fui haciendo y disfruté mucho.




El amanecer ofrece una paz, una serenidad que hace el momento mágico.


Matices de colores... la tranquilidad del mar llegando a la orilla..


Pequeños sustos... ¡¡¡ que me mojo !!!!!



Con las primeras luces llegan los primeros paseos de lo más madrugadores... y nosotros ya comenzamos a pensar un buen café.


Quizá no ha sido un amanecer rico en color o al menos no lo he sabido yo plasmar en mis fotografías, pero si es cierto que estoy contenta con el resultado y que es un buen lugar para volver.







martes, 26 de mayo de 2015

Belchite, ruinas de historia

Seguimos nuestra visita por las ruinas de Belchite.


Siempre sorprendente que entre las ruinas, detrás de montañas de piedras y escombros... la vista pueda disfrutar de los vestigios de lo que en su día fue una fantástica iglesía.


Llegamos a la Iglesia y Convento de San Agustín. Este convento perteneció a la orden de los Agustinos, orden religiosa que estuvo en Belchite hasta aproximadamente mitad del siglo XIX. A pesar de su marcha, la iglesia permanceció abierta al culto. Fue la segunda parroquia más importante del pueblo, y después de la Guerra Civil, a pesar de los daños sufridos, se convirtió en la única parroquia con culto hasta que fue trasladada al pueblo nuevo.










En un lateral de la torre podemos observar un obús de la Guerra Civil incrustrado entre sus ladrillos.


 En este convento agustino se impartieron estudios de Filosofia y Gramática hasta 1835, después quedó clausurado, aunque servía de escuela y la Iglesia tenía culto.


La iglesia tiene una mezcla de estilo barroco y neoclásico en sus formas, usando el ladrillo como material. Tiene una decoración interior de considerable valor artístico, hay innumerables relieves con estuco, cornisas... aunque su estado es muy frágil con elevado riesgo de desprendimientos por lo que la guia apenas nos deja entrar en su interior.




El interior de la Iglesia impresiona, pero debido a los vientos de la zona y el estado tan precario en el que se encuentra la guía apenas nos deja entrar en su interior. Debemos conformarnos con hacer fotos desde la puerta.







Y nuestra visita llega a su fin. Con todas las historias que nos ha contado la guía, con las ruinas de un pueblo y la idea de lo que pudo ser, con todas las sensaciones percibidas y con la experiencia histórica compartida con el resto de los visitantes... deshacemos nuestros pasos hasta la puertas de entrada donde comenzó nuestro viaje al pasado.



Desde cualquier rincón, tras cualquier arbusto se pueden contemplar restos de lo que un día fue un pueblo lleno de vida.



Ya saliendo de la visita, leí un texto que quizá sea la mejor conclusión para reflexionar sobre esta visita.


 









lunes, 25 de mayo de 2015

Belchite, un viaje en el tiempo

Belchite es un viaje en el tiempo, es retroceder a 1937, es retroceder a la Guerra Civil Española. Una de la peores macacres de  la guerra que dejó cinco mil muertos en 14 días. Está en la provincia de Zaragoza, en medio del silencio, zona de vientos que se susurran la historia que hay entres sus piedras.


Cuando comienzas la visita por estas ruinas llenas de historia, la guia consigue atraparte en la historia y de alguna forma comienzas a imaginar la vida por aquellas calles, las casas con sus familias... y pronto también te imaginas o lo intentas, lo que pudo ser aquella barbarie.



Tanta historia en cada piedra destruida, en cada edificio... de alguna forma es un lugar que te hace pensar, que te paraliza... que te hace enfrentarte a la crueldad a la que puede llegar el hombre. Tras leer este maravilloso poema, tu sensibilidad comienza a cambiar y ves las ruinas de otra forma.


Comienzan a mezclarse las historias que te explica la guia, las imágenes que ves, las fotos antiguas allí expuestas...


Un pueblo como tantos otros, lleno de vida, con gente por sus calles, niños corriendo por las calles...


Miles de historias que de pronto se ven destrozadas. 


En este cruce de calles vemos a lo lejos la Iglesia y Convento de San Agustín.



Aún podemos imaginar cómo era el pueblo



Recorriendo las calles, el silencio de sus piedras, el recuerdo de la vida que hubo tras las pocas paredes que quedan en pie, te inavade.






Llegamos a la torre del reloj frente a la que vemos una cruz cuyo significado en medio de las ruinas tiene una fuerza especial.




Trincheras recreando lo que un día pudo ser






A lo lejos podemos observar la Iglesia de San Martín junto a la que se encuentra el convento de San Rafael, que perteneció a la orden religiosa de las Dominicas de San Rafael.






La iglesia de San Martín mezcla estilos, desde el mudéjar del siglo XIV hasta el estilo barroco en el siglo XVII en la realización de sus capillas laterales y la fachada monumental del XIX.



Al llegar a su puerta podemos leer un cartel con un poema que no deja indiferente a ningún visitante que se acerca.





Al entrar, el silencio de los visitantes y la admiración por el templo es evidente. Tan sólo podemos estar unos escasos minutos, pero recorrer sus rincones merece la pena.













Al lado de la Iglesia de San Martí podemos observar el convento de San Rafael perteneció a la orden religiosa de las Dominicas de San Rafael. Se inaguró en 1781 y sirvió de escuela de las niñas y los párvulos de la población posteriormente.






La fachada del convento visto desde el interior de la Iglesia de San Martí.



Dejamos atrás la que se conoce como "Torre del Reloj" que es lo que queda de la antigua iglesia de San Juan, situada en el centro del pueblo, junto a la plaza vieja, de estilo mudéjar.