martes, 26 de mayo de 2015

Belchite, ruinas de historia

Seguimos nuestra visita por las ruinas de Belchite.


Siempre sorprendente que entre las ruinas, detrás de montañas de piedras y escombros... la vista pueda disfrutar de los vestigios de lo que en su día fue una fantástica iglesía.


Llegamos a la Iglesia y Convento de San Agustín. Este convento perteneció a la orden de los Agustinos, orden religiosa que estuvo en Belchite hasta aproximadamente mitad del siglo XIX. A pesar de su marcha, la iglesia permanceció abierta al culto. Fue la segunda parroquia más importante del pueblo, y después de la Guerra Civil, a pesar de los daños sufridos, se convirtió en la única parroquia con culto hasta que fue trasladada al pueblo nuevo.










En un lateral de la torre podemos observar un obús de la Guerra Civil incrustrado entre sus ladrillos.


 En este convento agustino se impartieron estudios de Filosofia y Gramática hasta 1835, después quedó clausurado, aunque servía de escuela y la Iglesia tenía culto.


La iglesia tiene una mezcla de estilo barroco y neoclásico en sus formas, usando el ladrillo como material. Tiene una decoración interior de considerable valor artístico, hay innumerables relieves con estuco, cornisas... aunque su estado es muy frágil con elevado riesgo de desprendimientos por lo que la guia apenas nos deja entrar en su interior.




El interior de la Iglesia impresiona, pero debido a los vientos de la zona y el estado tan precario en el que se encuentra la guía apenas nos deja entrar en su interior. Debemos conformarnos con hacer fotos desde la puerta.







Y nuestra visita llega a su fin. Con todas las historias que nos ha contado la guía, con las ruinas de un pueblo y la idea de lo que pudo ser, con todas las sensaciones percibidas y con la experiencia histórica compartida con el resto de los visitantes... deshacemos nuestros pasos hasta la puertas de entrada donde comenzó nuestro viaje al pasado.



Desde cualquier rincón, tras cualquier arbusto se pueden contemplar restos de lo que un día fue un pueblo lleno de vida.



Ya saliendo de la visita, leí un texto que quizá sea la mejor conclusión para reflexionar sobre esta visita.


 









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